Todos nacemos con corazón, aunque algunos no lo sepan
no han descubierto el lugar donde se situa,
y lo que alberga.
Todos poseemos estrellas,
unas grandes y otras pequeñas
que se iluminan al caminar y
al vivir nuevas experiencias.
Todos sentimos el amor de fuera hacia dentro
de dentro hacia fuera aunque en ciertos momentos
no lo sepamos expresar y por ello debemos caminar
como un péndulo como un reloj, donde cada movimiento
nos enseñará que es el amor, el respeto y el honor
por lo que cada uno somos, expresándolo sin temor
de ser juzgados, criticados sino proyectando todo
nuestro esplendor, como estrellas luminosas,
corazones misteriosos que forman parte del todo.
Todos somos luces, en un mundo estrellado,
unas tenues, brillantes, luminosas
e incluso tenebrosas, pero que cada una de ellas
no dejan de ser hermosas ya que la intensidad
no importa, ya que el hecho de que existan
es lo que las hace poderosas.
Todos somos misteriosos en un mundo mágico
donde lo visible e invisible está en armonía,
y aunque solo algunos lo descubran,
¿Será por los ojos con que mira la vida?
¿Será porque percibimos la gran energía?
o ¿quizás sea porque algunos despertaron
de la agonía de vivir en un mundo irónico
hipócrita y egoísta?
Ese es el gran misterio que nos regala la vida
el descubrir cada enigma de nuestras vidas
en cada reto, en cada desafío,
en cada paso acertado o no,
en cada adversidad que la vida
nos regala en cada instante
y ese es el gran misterio que nos otorga la vida.
Un abrazo
Africa
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