TENER CONFIANZA

"Vivir sin recelos es dar una oportunidad 

a que suceda lo mejor"

Es un buen punto de partida, aunque pueda parecer poco racional: elegir confiar. No en alguien ni en algo en concreto, sino en la vida, como una actitud vital. Tenemos muy poco control sobre lo que nos va ocurriendo y cuanto antes lo aceptemos, cuanta menos resistencia le opongamos y más nos dispongamos a la sorpresa, mejor recibiremos todo aquello que la vida quiere darnos.

La confianza no es una certeza. No puede justificarse, tal vez no se trate más que de un vínculo amoroso con el mundo. Tampoco es rigurosamente optimista, no predice éxitos. Tan solo saber esperar, con una sonrisa. Considera la posibilidad de un giro positivo de las cosas, porque sabe que todo cambia.

Vivir confiado es una forma de entrega a la vida y de respeto a sus leyes. Dota al mundo de una base hermosa, vibrante, sobre la que se desarrollan las historias, tengan un final más o menos feliz.

Confiar nos abre a la posibilidad de ir hacia lo desconocido percibiendo una benevolencia esencial en el fondo de la vida y del hombre. A pesar de todo.

Resulta interesante incluso si al final la realidad nos niega la opción que considerábamos mejor. Era preferible acoger esa posibilidad, seguir alimentando la fe en una bondad última de las cosas y las personas. Era necesario probar antes que resignarse.

Cuando alguien nos regala su confianza, cuando cree en nosotros por encima de posibles errores y derivas, sentimos el regalo de su incondicionalidad. En esa que tambien nosotros podemos depositar en la vida.

El mundo como aliado.

La confianza en nosotros y en los demás,

en la vida misma, otorga un paso sereno,

incluso si nada es seguro.

Abrimos la puerta a lo que venga,

pero sabiendo que puede ser bueno,

que podemos desenvolvernos bien y

que algunas personas, cercanas o 

insospechadas, quizá nos ayudarán.

Cultivar esta fe ahorra mucho sufrimiento

y permite sentir el mundo como aliado.

Yvette Moya-Angeler