La llama de la vela se apagó,
y solo queda el olor a cera
que impregna el lugar, y
la oscuridad sin piedad
va traspasando poco a poco
la luz que brota intensamente
de la llama de la vida
que se debe mantener
encendida no por lo fuerza
sino por el fluir del día a día.
La vida es energía
fluyendo en el viento
que en ocasiones
nos produce crecimiento,
con lecciones y experiencias
risas y lágrimas,
pero que debemos transitar
ya que si nos paramos,
el propio viento nos apagará
la llama de la vida,
que en ocasiones contemplamos
en una vela encendida
Africa
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