Una noche estrellada, donde el firmamento era digno de admirar grandes cosas sucedieron cuando el viento empezó a hablar.
Todos los que estaban bajo el manto de estrellas dispuestos a escuchar lo que el viento susurraba, se empezaron a dormitar, no por desinterés ni desidia, sino porque el susurro era tan suave que el bienestar que producía les impedía no poder dormitarse aunque muchos así lo pretendían.
Los susurros llegaban de zonas lejanas que quizás ni conocían o ni habían oído hablar de ellas porque eran tan lejanas que ignoraban de su existencia.
Explicaba historias de unos poblados de niños que sin padres ellos vivían y que cada noche sus cantos se oían desde todo lugar donde hubiese existencia semejante o no.
Los cánticos eran adoraciones acompañados de tambores donde hablaban de sus ancestros que ellos aún sin haberlos conocido sabían de sus hazañas y sus sabidurías sobre misterios que ellos no habían tenido que vivir hasta entonces pero que de su interior cada noche comentaban como si ellos mismos hubiesen sido los guerreros de dichas historias contadas al firmamento.
La luna los escuchaba y los iluminaba con su luz cuando estaba en plenitud, dándoles cobijo mientras estos niños cantaban durante toda la noche, y del mismo modo, el sol les daba calor mientras dormían y crecían sus cultivos que con sus manos pequeñas ellos habían plantado para alimentarse de los frutos de la tierra como sustento, y simplemente lo hacía para que durante la noche pudiesen deleitar a su amada luna solitaria con sus voces celestiales.
Los animales eran la única compañía que estos niños tenían, y el respeto que se ofrecían los unos a los otros permitió que durante largos siglos pudiesen sobrevivir a las incertidumbres que los nuevos días les ofrecían y que sus vidas sin ellos saberlo. llegasen a lugares que ellos ni siquiera sabían que existían.
Los susurros comentaban de la gran felicidad y armonía que allí existía y que siempre que podía se pasabas por aquellas tierras para poder impregnarse de nuevas vivencias y poder transmitir al mundo lo que allí sucedía, porque era tan grande lo que el viento percibía que era imposible dejarlo en el olvido y que nadie supiese de su existencia ya que consideraba que el trabajo de esos niños era un ejemplo a seguir.
Todos los lugares se impregnaron de esas historias donde en ocasiones se explicaba que los niños enfermaban y que renacían con las colaboración de todo quien por ahí viviera, y que los cánticos de cada noche eran tan potentes que su recuperación los convertían en niños más fuertes y sabios de antes de enfermar.
Estos poblados eran simples cabañas sumergidas en bosques espesos, solo el centro del poblado estaba despejado, para que el sol, la luna y las estrellas pudiesen contemplar lo que hacían.
El viento explicaba con un gran lamento que en una ocasión algo sucedió y que el Universo al completo se enfado y con la oscuridad trascendió a malos tiempos en todos los lugares lejanos y cercanos debido a la oscuridad de un rey de lugares desconocidos. Según contaban este rey era un ser amado y digno de su reino hasta el nacimiento de su único hijo que padecía de una salud delicada donde la luz de su vida era tan tenue, que el dolor de este acontecimiento, hizo que el corazón del rey se endureciera tanto que el amor y la dignidad que poseía se convirtiese en oscuridad, y esta oscuridad lo dominase totalmente, y todo por salvar la vida de su único progenitor sin pensar en nada más.
El rey que había escuchado en más de una ocasión los susurros del viento donde explicaba historias de estos poblados, quiso saber el lugar donde se encontraba y así poder llevar a su hijo para que lo hiciesen renacer. Solicito la presencia del viento y este le explico que no lo sabía ya que él simplemente estaba pero que era ignorante de geografía, que lo que explicaba era porque lo había presenciado y percibía lo que contaba, pero que de todo lo que explicaba era un segundo de la existencia ya que él nunca podía parar en un lugar siempre debía estar en movimiento.
El rey indignado solicito audiencia con el Universo y le aceptaron dicha audiencia porque estaban intrigados de dicha petición.
El rey les explicó que su hijo estaba enfermo y que precisaba saber el lugar de donde surgían las historias que susurraba el viento. El Universo le contesto que ellos no observaban un lugar en concreto, sino todos al mismo tiempo. El rey se disgusto con la respuesta ya que no lo llevaba a ningún lugar y su hijo estaba a punto de perecer en la batalla de la enfermedad. Maldijo al Universo y al viento, a los niños del poblado e incluso a ti que lo estas leyendo, y es entonces cuando el Universo le mostró lo que con tanta insistencia había querido saber. Le indicó el camino hacia esos poblados donde podría encontrar los niños renacidos, pero también le mostró la lejanía del lugar y de que le resultaría difícil llegar con su delicado hijo. Le recomendaron esperar, pero el rey se enfado y volvió a maldecir al Universo al completo y se marcho con la información que le había ofrecido con todo el cariño que el Universo podía ofrecerle, y desde su marcha observaron que hacía con la información que le habían transmitido.
El rey inició la búsqueda del camino hacia esos poblados que el viento le había susurrado para que esos niños hiciesen renacer a su hijo más fuerte y sabio de antes de su enfermedad. Pasaban día y noche cabalgando sin encontrar el lugar del que el Universo le había hablado, hasta que una noche oscura pudo comprobar como la luz tenue de su hijo desaparecía hacia el Universo quedando inerte. El rey con dicho suceso solo pudo hacer lo que nunca había hecho, llorar desconsoladamente por la gran perdida que acaba de tener. Lloró tanto que la tristeza se la llevo el viento impregnando todos los lugares lejanos y cercanos cegando con lagrimas a todo el que lo escuchará, e incluso llego a los poblados de niños que habían sido tan buscados por el rey, pero estos no reaccionaron como todos, sino simplemente cantaron e hicieron que la vibración de sus cánticos permitieran al rey saber que ellos estaban cerca de donde él estaba. El rey se secó las lágrimas y cogiendo a su hijo en brazos siguió el canto de estos niños. Cuando se encontraron frente a frente los niños sonrieron y él les devolvió la sonrisa y fue en ese momento cuando los animales lo rodearon guiándolo hacia donde los niños estaban cantando como hacían cada noche. Puso frente a ellos a su hijo y les pidió que lo hiciesen renacer. Los niños no entendían su idioma y simplemente lo miraban con ojos dulces y armoniosos a la espera de que algo sucediera.
El progenitor del rey estaba colocado en el centro del poblado y los niños se sentaron a su alrededor cantando y deleitando a la luna disgustada con este rey de corazón oscuro, las estrellas tampoco habían hecho presencia por su enfado, pero poco a poco todo lo negativo se fue diluyendo permitiendo que en aquel lugar la luna poco a poco se fuera asomando y que las estrellas curiosas quisiesen saber de que sucedía para más tarde poder comentar al Universo de todo lo que allí estaba pasando.
El niño enfermo de luz tenue había muerto, pero no se sabe porque su piel pálida fue cogiendo color y en un momento inesperado se percibió un ligero movimiento de sus brazos y piernas como haciendo un pequeño intento por levantarse. El rey conmovido lloró largo rato mientras los niños cantaban y explicaban historias donde sus ancestros aunque ellos no los habían conocido sabían de sus hazañas y sus sabidurías sobre misterios que ellos no habían tenido que vivir hasta entonces.
El hijo del rey tardo en recuperarse y durante un largo tiempo vivió en el poblado con los niños que cada noche cantaban, se alimentaban de lo que cultivaban y dormían bajo el calor del sol, respetaban a los animales y todo era armonioso. El rey sin embargo, marcho de nuevo a sus tierras lejanas a la espera de que llegase el momento de que tanto le había hablado el Universo para que su hijo regresará a su lado y poder así seguir su legado.
El rey aprendió a escuchar aunque no le gustase lo que le dijeran y a saber respetar el momento de todo acontecimiento sin adelantarse por urgencia ya que es un desatino hacerlo. Cada noche se sentaba a contemplar el Universo y en ocasiones llegaba el viento con nuevas historias de lo que sucedía en el poblado de los niños que cantaban y que se oían desde todos los lugares.
El Universo le susurro,expresando su alegría de que hubiese aprendido la lección de que cuando el dolor no nos permite ver más allá de lo que sucede es necesario pararse y esperar a tener mejor visión de lo que nuestro corazón cálido nos está diciendo hagamos, le felicitaron por atreverse a llorar y permitir que desde todos los rincones escuchasen sus lamentos porque conmovió al mundo entero y a los que más a los niños del poblado, pero que no lloraron sino cantaron para convertir esa tristeza en alegría, despojando de oscuridad su corazón y entregándole esperanza y sabiduría, posiblemente aprendida de sus ancestros que no conocían pero que estaban en ellos y se alegraron de que aprendiese a vivir sin su único hijo, no había muerto pero tampoco estaba con él y no por ello su corazón se oscurecía sino todo lo contrario, estaba tranquilo y armonioso y eso lo transmitía a todo ser con el que se cruzaba.
Y después de esta historia el viento con su suave susurro dejo entrever que cuando volviese a aparecer quizás les explicaría el reencuentro entre el rey y su único progenitor, o de nuevas historias que siguen cantando estos niños sin padres al Universo al completo, o quizás el silencio haga que tarde en volver por aquellos lugares donde la luz se antepuso a la oscuridad con vibraciones ancestrales que crearon movimientos misteriosos hasta para el Universo.
Un abrazo
Africa