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En un momento dado apreció el cansancio que estaba dominándola, se paró y comprobó que ya había recorrido un largo camino y no se había dado cuenta ya que el hecho del disfrute que aquellos paisajes le ofrecían le suponía un calmante para su pequeño cuerpo cansado. Decidió por un instante hacer una pequeña parada y descansar un poco.
Al parar, pudo oír el fluir de un río, el agua bajaba de forma violenta, intento ubicar el lugar de donde procedía dicho sonido y una vez localizado fue en su busca.
Camino un corto recorrido hasta encontrarse con él y se quedo sorprendida de "los rápidos" en que aquel río fluía. Se sentó en una roca junto al río y cerro los ojos por un segundo dejando que su intuición le hablará de donde era el lugar a donde debía llegar.
Mientras se mantenía con los ojos cerrados, pudo sentir la presencia de alguien que la estaba observando. Abrió un ojo disimuladamente, y vio que a su lado había un ser extraño pero bellisimo.
- Hola, le dijo.
- Hola, ¿qué tal fue el día?
- Bien, ¿y a ti?
- Muy bien, hoy ha sido un día lleno de sorpresas, la naturaleza me ofreció los mejores matices de su belleza y los animales escondidos entre la maleza me acompañaron hasta aquí, aunque supongo que su temor a que no me conocían les impidió mostrarse para poder compartir camino.
- Me alegro de que veas la magia, le dijo el acompañante desconocido.
- ¿Qué vives por aquí? le dijo el ángel que perdió las alas.
- Si, vivo en una explanada que hay en el centro del bosque. Mi padre es astrólogo y duerme de día, para durante la noche poder estudiar el Universo.
- Aaaahhh muy interesante la vida de tu padre.
- Pero, ¿y tu que haces viviendo en un bosque como este? ¿No vas al colegio?
- Esta es mi casa, y claro que voy al colegio, le respondió un poco molesto el acompañante desconocido hasta que supo que era el hijo de un astrólogo.
- El colegio es mi casa y ahora mismo tu estas en él.
- ¿Cómo dices? ¿Qué estoy en tu colegio y tu casa al mismo tiempo? No comprendo, pero valeee si tu lo dices, será así.
El desconocido se quedo observándola y le pregunto:
- ¿Qué estabas haciendo antes de que llegará?
- Estaba conversando conmigo misma, algo gratificante para mi. ¿Lo has hecho alguna vez?
- No, bueno ya me enseñaras como se hace si no te importa.
- Sin ningún problema le respondió el ángel que perdió las alas a aquel ser tan mágico y que en cada segundo que compartía un segundo más en el tiempo le suponía mayor curiosidad y misterio.
El hijo del astrólogo (que así se hizo llamar) del mismo modo que apareció, desapareció entre la maleza del bosque y el ángel que perdió sus alas intento seguirlo sin poder hacerlo al mismo tiempo ya que su cansancio no se lo permitía.
Llegado a ese punto decidió esperar el anochecer subida en un árbol cualquiera del bosque del conocimiento y mientras esperaba, recordaba entre sonrisas la conversación mantenida con el árbol de la sabiduría la noche anterior.
Su cansancio se apodero de ella y se sumergió en un plácido sueño donde todo lo vivido tenía cavidad en él.
....
Africa
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