
Hace unos meses, por proteger a una persona, me dañe la pierna izquierda, una contractura muscular que con reposo no tenía porque tener mayor dificultad de curación, pero no fue así, la situación fue a peor con el paso de los días, llegando al extremo de que en cada paso que daba el dolor era atroz, pero me impuse seguir caminando porque algo me decía que debía hacerlo.
El dolor tan inmenso, me llevo a que en algo que tanto amo como es "la danza del vientre" tuviese que post-ponerla porque no podía caminar "aunque seguía caminando, mal pero lo hacía".
Converse con mi maestra de danza, en un día que decidí probar el retomar las clases y me expuso que no forzará, pero que si yo me veía capaz "adelante" y así lo hice. La cuestión es que ese día no pude hacer todo lo que la danza requería pero si gran parte de ella y me sentí tan bien!!! Y, el hecho de intentarlo, ya fue un triunfo para mi, porque algo en mi interior me decía "lo ves... has ido y has disfrutado de la clase, de tus compañeras y amigas y de lo que más de la música".
Los días siguientes, fueron más tranquilos, aunque volvió el dolor, no con tanta intensidad, pero en algunos momentos, lo cierto es que ha sido un suplicio, sobretodo "subir escaleras", que curioso ¿no?
Lo cierto, y es a lo que quiero llegar con esta experiencia que es ahora que todavía estoy viviendo, es que en las últimas semanas tuve que volver a dejar la danza y practicamente todo lo que supusiese dar un paso, hasta llegar contra un muro donde no había salida. Solo sentía el dolor de mi pierna, no había otra cosa que estuviese más presente que eso.... tremendo!!!
Ayer sufrí una muerte y puedo dar gracias a grandes amigos del alma que me ayudaron a renacer, poco a poco, con paciencia y acompañándome en todo momento en el tránsito tan doloroso que tuve que vivir, solo puedo darles las gracias y a todos los que están ahí ayudando a que todos cuando estamos perdidos "momentáneamente" y no sabemos encontrar el camino, nos ofrecen una mano hasta que volvemos a estar en el centro del camino.
La cuestión de todo esto que explico, es que hoy siento un ligero dolor, el dar pasos torpes no ha permitido que mi pierna izquierda esté curada, pero si un poco las emociones que me llevaban a caminar mal. Porque en sí, como he dicho al principio la contractura muscular con reposo no hubiese tenido la más mínima dificultad de curación, si emocionalmente hubiese estado bien, tema que no era así. Recargue todas mis emociones en la pierna izquierda, obligándome más de lo debido, no descargando toda la negatividad que del mundo me impregno y de la que yo misma me genero con pensamientos tristes "porque aunque sea una persona alegre, el agotamiento de trabajar de noche, me lleva a entristecer", pero ese no es el problema, el problema es anclarme en esta tristeza.
Hoy, cuando entre a "mi jardín nocturno" centre mi energía en el primer paso cuando entre en la sala y me dolió muchísimo pero no deje de hacerlo y en el siguiente, me dolió menos, llevo toda la noche centrándome en el paso y lo cierto es que el dolor a aminorado considerablemente, y es algo que me produce alegría porque el no sentir dolor me ayuda a dar un paso FIRME y otro y otro....
La cuestión es.... que cuando algo nos duele emocionalmente acabamos traspasándolo al cuerpo con dolencias físicas algunas como fue en mi caso, fortuitas pero que mi mente aprovecho la ocasión para hablarme.... y he tardado mucho en escucharlo pero al fin lo hice.
No se si esta experiencia servirá a alguien, a mi solo fue una pierna, pero que pasaría si hubiese sido una dolencia irreversible?
Escuchemos a nuestras emociones ..... es tan importante
Un abrazo
Africa
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