En realidad, los sentimientos de simpatía o de rechazo tienen más que ver con tu interior que con el otro. Reconocer lo que no te gusta de ti mismo y aprender a ver las cualidades de los demás no solo te permitirá crecer como persona sino que también te ayudará a crear corrientes de buena sintonía.
Seguro que te ha sucedido alguna vez que te han presentado a alguien y, de inmediato, has sentido un rechazo "visceral" hacia esa persona que no has acabado de comprender. En seguida has buscado razones para justificar la antipatía que te ha despertado:
"Es un/a maleducad@", "Es un/a creíd@", "Parece tont@". Sin embargo, esa persona cuenta con la simpatía de otros, pues tiene amigos que le aprecian. Entonces, ¿cómo es que a ti te provoca rechazo? La respuesta esta en tu interior.
La relación que estableces con los demás va mucho más allá de la simple comunicación verbal. Según los expertos, la información que las personas recibimos y enviamos en un trato con los demás es en un 10% verbal, lo que decimos, y en un 90% no verbal, gestos, miradas, entonación de voz, actitud,... Así, cuando las relaciones con alguien, recibes toda esa información y la procesas de forma automática. Pero, además cada persona procesa esta información de forma diferente, dependiendo de sus propios códigos internos.
UN ESPEJO QUE TE REFLEJA
Un apretón de manos algo "flojo", por ejemplo, puede que a mí me indique que eta persona tiene poco carácter, mientras que tú no le das importancia. Lo que a ti te gusta o te molesta, lo que juzgas como correcto o incorrecto no proviene del otro sino de ti mismo.
Si eres antipátic@, las personas joviales no te gustarán; si eres energétic@, aquellos que dan la mano sin encajarla no te caerán bien; si das mucha importancia a la humildad, no te caerá bien quien habla de sus logros, y así sucesivamente. Y es que solo respondes a aquello de la otra persona que te devuelve algo de ti mismo: que no te gustan su forma de ser o de las que careces, como si de un espejo se tratara.
Así, cuando se te acerca alguien, empiezas a recibir información, tanto verbal como no verbal, de la otra persona, haces tus valoraciones según tu propia imagen y emites un juicio interno. Hasta aquí no parece haber problema, pero sí que los hay; has emitido un juicio sobre esa persona y, aunque se muestre amable, ese juicio escapa a tu control y empiezas a comunicar de forma inconsciente. La otra persona lo capta y reacciona haciendo el mismo proceso interno que has hecho tú hace un momento.
¿No te has fijado que casi todas las corrientes, tanto de simpatía como de antipatía, suelen ser mutuas? Es por esta dinámica que explicamos. Cuando sientes que alguien te cae mal, estás potenciando a mil que a aquella persona también le caigas mal tú. Tu ves en ella aquello que no te gusta de ti mismo y ella ve en ti lo mismo.
OBSERVARSE A UNO MISMO
Es difícil aceptar que lo que no te gusta del otro tiene que ver más contigo mismo que con esa persona, pero esta es la clave para cambiar esta antipatía. Se trata de convertir estos procesos semi-automáticos en procesos conscientes. ¿Qué pasaría sí, en vez de juzgar al otro, utilizarás los sentimientos que te despiertan para mirarte a ti mismo?
Imagina de nuevo la escena del principio: estas con tus amigos y te presentan a alguien. No te gusta. Todas esas razones que explicarían por qué esa persona te cae mal.
"Es un/a fals@", "se está haciendo el/la simpátic@", las utilizas para observarte a ti mismo.
¿Qué hay en ti que esté vibrando en negativo con eso? ¿Tú no actúas nunca así? ¿Sientes tal vez celos por la facilidad que tiene la para acercarse a la gente cuando a ti te cuesta horrores porque eres tímid@? ¿Es posible que no te guste que acapare la atención de tus amigos, porque quieres que te atienda a tí?
SONREÍR A TUS SENTIMIENTOS
Aprovechar tus sentimientos con respecto a los demás para descubrirte es darte una oportunidad para crecer como persona desde la aceptación y la humildad. Para ello, puedes poner en práctica el siguiente ejercicio:
* Por un lado, imagina como la antipatía que una persona te ha despertado se convierte en un sentimiento de gratitud hacia ella. Al seguir la comunicación, ve cómo el otro capta esa corriente de gratitud y reacciona a ella, favoreciendo la transformación de vuestros sentimientos mutuos.
* Por otro lado, trata de fijarte en las cosas que sí que te gustan del otro. Imagina, entonces, como le estás de agradecid@ interiormente por lo que no te gusta, porque te ayuda a conocerte mejor, a la vez que aprecias sus cualidades.
A veces pasa que aquella persona que no te gusta, a pesar de recibir tus mensajes verbales y no verbales de rechazo, sigue tratándote desde la afectividad y la simpatía. No desaproveches la oportunidad de conocerla más profundamente, pues ella está haciendo este proceso interior del que estamos hablando.
Los sentimientos de rechazo, así como los de simpatía, surgen de ti mismo. Tu eres el responsable, y por ello, también eres libre de cambiar. Aprovechar el regalo de encontrarte con gente que no te gusta es tu gran oportunidad para seguir creciendo. Los que saben este secreto dan las gracias a sus enemigos, y al hacerlo, dejan de tenerlos.
Marta Schröder
Dra. en psicología y
especialista en
psicología médica.
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