lunes, 30 de septiembre de 2013

COMUNICARSE SIN VIOLENCIA

Cuando somos conscientes de cómo nos comunicamos, vemos los tics del lenguaje o los prejuicios con que a veces teñimos la realidad. Las palabras, y sobre todo la escucha atenta, brindan un campo inmenso de posibilidades para cultivar lo mejor de uno mismo.

Muchos sufrimos al no poder mantener la conexión con personas que no comparten nuestras opiniones, tal vez sobre aspectos sensibles como la política, la economía, la ecología... Estos temas pueden afectarnos tanto que nos resulta difícil acoger otro punto de vista diferente al nuestro, entonces nos cerramos o pasamos a un mundo de comunicación agresivo. Al mismo tiempo, nos damos cuenta de que intentar convencer al otro no sirve para acercarse a él.

La pregunta es: ¿es posible ir más allá de nuestras opiniones? ¿Hay un fondo común en los seres humanos que nos permita encontrarnos, más allá de nuestra cultura o creencias?

Podemos entendernos realmente si nos encontramos en aquello que compartimos, es decir, en nuestras necesidades profundas. Todos precisamos respirar, beber, comer, ... igual que necesitamos relacionarnos, recibir comprensión por nuestras penas y alegrías o sentir la libertad de elegir, por enumerar solo algunas de esas necesidades. Ser conscientes de ellas, implica todo un camino y es la vía más directa para la comprensión y conexión mutuas.

Cada persona es un mundo en sí misma y a la vez está unida a las otras. Esto implica que para disfrutar de relaciones armoniosas es necesario que reine la paz en nuestro interior. "se tú el cambio que quieres ver en el mundo" dijo Gandhi. Tratarse a uno mismo de una manera diferente a la habitual supone un acto revolucionario. ¡Miremos cómo nos hablamos cuando actuamos de una manera que no nos gusta! ¡Con qué estrechez de miras podemos percibir entonces las situaciones! Por eso es tan importante aprender a cultivar una actitud de escucha y de comprensión auténtica.

UNA ESCUCHA DE CALIDAD

A través de una actitud de no juzgar, nuestra calidad de presencia, de escucha y de expresión permite transformaciones extraordinarias y duraderas en nuestras relaciones. Asimismo, proporciona un sentimiento de seguridad, que potencia la conexión con nuestro interior. Este es uno de los principales vectores del cambio de conciencia y del arte de vivir al que aspira la llamada Comunicación NoViolenta (CNV).

Para mejorar nuestras relaciones necesitamos ahondar en tres campos de acción: la relación con nosotros mismos, la relación con el otro y la relación con el colectivo o social. La buena noticia es que es factible ocuparse de uno mismo a la vez que del bienestar de la humanidad en conjunto, pues ambos planos están íntimamente ligados.

Todo ser humano, sea cual sea su origen y su situación, pretende ante todo cuidar de sus necesidades fundamentales, si bien en muchas ocasiones de forma inconsciente. Resulta mucho más fácil intentar satisfacer esas necesidades cooperando los unos con los otros que haciéndolo con espíritu de competición, voluntad de dominio y agresividad. La CNV sostiene que cada persona dispone de recursos suficientes para gestionar su vida. A la hora de establecer contacto con ellos y desarrollarlos para su propio servicio y para apoyar a los demás la principal herramienta es una escucha de calidad.

COOPERAR Y NO CONVENCER

Cuando nuestras relaciones nos han generado sufrimiento podemos tener ganas de probar otra forma diferente de comunicación. A la CNV se acercan personas de todo tipo a fin de mejorar sus relaciones en múltiples ámbitos. El compromiso consiste en crear con el interlocutor una calidad de relación tal que se sienta respetado como ser humano, incluso cuando sus ideas y sus acciones no sean de nuestro agrado.

La experiencia muestra cuán arduo e imprevisible resulta intentar cambiar a alguien. El cambio de conducta surge cuando una persona percibe por sí misma las ventajas de una nueva actitud, no porque se la acuse, se la castigue o se la convenza a la fuerza.

En las relaciones es muy importante evitar las luchas de poder. El verdadero poder reside en la solidaridad y en la ayuda mutua. La cooperación permite que cada uno pueda desarrollar sus talentos con el otro y no contra él o a su costa. Esto requiere tiempo y conciencia para satisfacer las necesidades ajenas tanto como las propias.

¿EL PROBLEMA ESTÁ FUERA?

Vale la pena asumir plenamente la responsabilidad de nuestros sentimientos, pensamientos, palabras y actos. En vez de situar fuera la causa de nuestro malestar - algo muy común -, lo inteligentemente es ver el comportamiento que molesta del otro como una invitación a volver a uno mismo y a identificar la necesidad interna que pudo avivar. Posteriormente, si fuese preciso, se podrá formular una petición respetuosa para intentar modificar la situación.

Cuando sentimos rabia hacia otra persona la juzgamos y la condenamos.¡Es como si la matásemos mentalmente! En esos casos conviene llevar la mirada primero sobre unos mismo y sobre nuestras necesidades genuinas en lugar de hacer responsable al otro de lo que nos pasa. De esta manera nadie tendrá el poder de hacernos infeliz.

Con la escucha, con el intercambio de nuestros puntos de vista desconocidos hasta entonces por nuestro interlocutor, podemos dialogar y enriquecer nuestra vida con aspectos poco menos que insospechados.

LA CONSIDERACIÓN MUTUA

Si deseamos que alguien cambie es esencial verlo ante todo como a un ser humano con el que tenemos mucho en común, no como a un enemigo o a una persona llena de defectos.

Hacer ese camino requiere tiempo, así como sentir que disponemos de la comprensión necesaria para ello. nuestros interlocutores, como cualquiera de nosotros, han sido educados para actuar de determinada manera. Para proponerles una forma todavía más atractiva  de cuidar de sus necesidades es preciso tanto conectarse con su humanidad como hacerles participes de la nuestra. Solo a partir de ahí se accede a la consideración mutua.

Este proceso lleva a abandonar la dualidad de "quien tiene la razón, quien se equivoca", cambiándola por "qué puedo hacer para que tu vida sea mejor". El impacto de esta intención en la vida cotidiana - la de no juzgar, la de poner la atención en aquello que realmente sirve a la vida - es considerable. Incluso sí persiste el tic de intentar corregir al otro.

La CNV se enseña hoy en múltiples ámbitos - colegios, empresas, centros sociales, hospitales, oenegés, prisiones, zonas de conflicto, ... - En todas esas instituciones se hace palpable la importancia de hacer con el otro en vez de contra él. La actitud cambia y se instala una calidad de escucha y de consideración de los diferentes puntos de vista a fin de enriquecer la visión común y cooperar. Antes de tomar una decisión se consulta a las personas implicadas. Se toma el tiempo necesario para agradecer todas las colaboraciones. El personalismo se disuelve y deja paso a la sabiduría colectiva.

ESCUCHAR ANTES DE REACCIONAR

La CNV puede ayudarnos a relacionarnos con nosotros mismos, a aprender a escuchar nuestra propia naturaleza de seres vivientes, que se expresa a través de nuestras emociones y necesidades. También lleva a escuchar plenamente al otro para entender, detrás de o que dice o hace, las necesidades vitales que expresa. Desarrolla asimismo una sensibilidad hacia el entorno, hacia las necesidades del planeta, y a tenerlas en cuenta en nuestras elecciones. Despierta una calidad de escucha sutil hacia la vida y alimenta la conciencia de nuestra interdependencia, que es la clave de un cambio de paradigma.

La CNV permite vivir lo mas posible en coherencia con los valores que mas nos importan y encontrar la alegría en lo que hacemos, en lugar de estar peleado con uno mismo y no encontrar sentido a nuestros actos.

Si reaccionamos por reflejo se envenena el diálogo. Si ejercemos presión, nuestras palabras se pierden y se bloquea más la puerta que queremos abrir. Escuchar al otro profundamente ayuda a percibir la belleza de lo que en el fondo desea. Vale la pena ir hacia nuestro interlocutor y tomarse tiempo para comprenderle, sinceramente, antes de intentar influenciarle o convencerle. Con la certeza de que, cuanto más intentemos ver las cosas desde su punto de vista, más dispuesto estará a su vez a entendernos.

RESTABLECER LA EQUIDAD

Por supuesto, no es una tarea fácil a veces surge el desánimo. Hay que ser consciente de que se trata de una labor de hormiga. Pero es necesario ser paciente y confiar en que es posible caminar hacia un undo en el que cada uno pueda cuidar de sus necesidades de forma pacífica y en el que cierta equidad pueda restablecerse entre todos.

Puede parecer ingenuo que el mero aprendizaje de otra manera de comunicarse los unos con los otros pueda tener un efecto masivo. Pero no se trata solo de otra manera de comunicarse, sino más bien de una postura de vida contagiosa y de gran impacto. Como escribió Patanjali hace ya veintitrés siglos:

"En presencia de una persona firmemente instalada
en la noviolencia, toda hostilidad cesa"

Comunicarse con empatía tiene un poder de atracción inmenso, el placer manifiesto y profundo que se siente cuando se vive en un entorno en el que cada uno se preocupa por el bienestar de todo. Es una experiencia que permite saborear el gusto de la unidad.

CUATRO PASOS PARA ENTENDERSE

* ATENCIÓN

Es el requisito básico y se expresa también a través de la actitud corporal.

* CONTACTO

A través de una cercanía libre de juicios.

* SINTONÍA

Cuanto más aceptemos la diversidad de nuestra personalidad, mejor nos podremos comunicar.

* APROBACIÓN

Significa aceptar a los demás tal y como son, ¡y demostrárselo! Con ello abrimos un espacio en el que todo puede cambiar.

RELACIONES DIFÍCILES

No es fácil aceptar a una persona de carácter difícil. Un primer paso consiste en aceptar nuestra propia vida interior, con todas nuestras ideas y sentimientos, en especial los incómodos.

* SIN EXPECTATIVAS

Olvídate del deseo de que tu interlocutor te complazca o te ofrezca algo (como una buena sensación o comprensión). Tu vida puede ser muy satisfactoria sin necesidad de eso.

* ACEPTACIÓN

Aprende a aceptar una opinión contraria a la tuya, aunque no la compartas.

* DISCERNIMIENTO

* Al aprobar a tu interlocutor, permites que sus ideas y sentimientos continúen siendo suyos. Lo que pertenece a los demás solamente les atañe a ellos.

"Escuchar a otra persona profundamente ayuda
a percibir la belleza de lo que en el fondo desea"


Pilar de la Torre
Psicóloga

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