miércoles, 3 de septiembre de 2014

"BICHO"

Había una vez un bicho tan feo que hasta se olvidaron de ponerle nombre, se dice que su tamaño y su fealdad fueron los motivos de dicho olvido y lo que para muchos era un desaire por tal olvido para el propio "bicho" simplemente fue eso, un olvido sin importancia.

A "bicho" le gustaba pasear, escuchar la melodía del despertar del lugar donde solía estar, y lo que más, el poder situarse en un lugar donde nadie lo viese para poder disfrutar de todo lo que estaba presente.

La vida trascurría sin mayores problemas, solo algún susto debido a que se perdía tanto en lo que vivía que no apreciaba en ocasiones los que lo podían dañar.

Pero un día a "bicho" algo le debió suceder, porque sintió tal apatía que dejo de querer salir a pasear, algunos decían que era por miedo, otros por pereza, otros simplemente sin motivo siempre buscaban un motivo para poder hablar de él, aunque no existiese ninguno aparente, pero que sin embargo, lo hacían.

"Bicho" cuando escuchaba todos estos comentarios, se entristecía, porque él era el único que sabía el motivo por el que así se sentía, sin embargo, el resto parecía saber más que él de todo lo que a él le concernía.

Cada comentario, cada expresión hacia que "bicho" se recogiera mucho más en su hogar. En ocasiones ni se asomaba para saber que tiempo había amanecido ya que no le apetecía.

Y esta actitud fue aumentando tal y como iban aumentando los comentarios de porque "bicho" ya no salía de su guarida. 

Se rumoreaba de que se había vuelto loco de tanto estar solo.

Muchos otros expresaban:

- Qué pena me da, ya desde sus inicios fue ignorado ya que ni un nombre le han otorgado, y la verdad sea dicha, teniendo un inicio así que se puede esperar.

Otros se reían y burlaban. porque creían que sus hazañas valentonas eran las que habían hecho que ese "bicho" tan "bicho" dejará de estar presente en todo lugar.

Pero todos estaban equivocados ya que nada de lo dicho o posiblemente hecho fueron los motivos que hicieron que "bicho" decidiese dejar de salir. 

El recordaba que el momento en que decidió no volver a pasear era debido a que le gustaba tanto la vida y la veía con una alegría tan infinita, que sentía temor de perder ese modo de verlo, ya que cuando transitaba por el camino y se cruzaba con algún otro ser vivo, comprobaba que no entendía nada de lo que le expresaba. En ocasiones si el viajero era amable conversaba hasta el amanecer, en otras, simplemente era un saludo de bienvenida, y en otros se confiaba en exceso y sentía un dolor en el pecho cuando comprobaba que eran ladrones de alegrías.

Y cuando decidió su posición, valoro todo en su medida, con los primeros disfrutaba, porque compartía, con los segundos era como un encuentro de los que aun siendo momentáneo, su alegría expandía, y con los terceros, que podía valorar de los terceros, sino más que eran la mayoría y que con el tiempo comprobó que lo que más deseaban era que dejase de sonreír.

Un amigo de los primeros paso por casualidad por aquel lugar, y escucho mientras estaba descansando junto a un árbol, comentarios de todo tipo, sobre lo que le sucedía a "bicho". Pensó que sería un buen momento para visitar a "bicho" y comprobar si lo que se decía era realidad o simple chismorreo.

Después de descansar, se dirigió hacia un ser vivo que lo miro de forma extraña porque no lo había visto nunca por aquellos lugares.

- Perdone, ser vivo, podría indicarme como se va a la guarida de "bicho"

- Usted lo conoce? No se acerque mucho, desconfié todo lo que pueda y sobretodo no haga mucho caso de lo que expresa.... SE VOLVIÓ LOCO DE ESTAR TAN SOLO.

- Perdone, ser vivo, podría indicarme como se va a la guarida de "bicho" le repitió con contundencia.

- Si, si, claro que se donde vive, ve aquel camino, siga recto y su casa está en la primera curva junto al río.

- Gracias, por su información. Buen día.

El viajero siguió las indicaciones del ser vivo que lo había atendido hasta llegar al lugar indicado. Asomo su cabeza por la puerta y con voz viva grito "BIIIIICCCHHHHOOOO, ESTÁS AHÍ?"

Bicho que se había medio dormido, se levanto de un sobresalto, y con cautela fue hasta la puerta.

- Hola! ¿Qué haces aquí?

- Pasaba por estos lares, y me acerque a saludarte, simplemente fue eso.

- Gracias por tu visita, la agradezco de corazón.

- ¿Te parece que demos un paseo?

- Ya no doy paseos, dijo "bicho" con tristeza.

- ¿Y eso?

- Porque así lo decidí.

- ¿Y no puedes dejar tu decisión por hoy?

- Pues no lo se, le contesto "bicho" pesaroso.

- Va inténtalo!!!

La decisión de "Bicho" había sido tomada hacia tanto tiempo que ya había creado un muro inquebrantable ante ese asunto, y le costaba dejar su decisión aparcada aunque fuera solo por hoy.

- Va intentálo!!! Le ánimo de nuevo el visitante.

- De acuerdo. Vamos antes de que me arrepienta.

Salieron de la guarida de "bicho" y al salir el acompañante de "bicho" se sorprendió del espectáculo que había afuera. Todos los animales estaban reunidos en la puerta, riéndose, cuchicheando, apostando de que no conseguiría hacer que saliera, otros con cara compasiva lo observaban.... todo un circo 

"Bicho" al ver lo que sucedía retrocedió con intención de volver al lugar del que se había movido, pero el visitante no lo dejo, lo guío entre la multitud hasta perderles de vista.

Cuando estuvieron en un lugar más tranquilo el visitante le pregunto si podía explicarle el motivo de porque había tomado una decisión tan radical.

Bicho por un segundo se quede pensativo, y con una sonrisa y un brillo en los ojos más luminosos le dijo:

- Cuando paseaba me sentía tan lleno de vida, que todos los que se acercaban se reían, se burlaban y me señalaban sin saber el motivo de porque lo hacían, con el tiempo comprendí que yo no tenía cavidad en un lugar así, ya que lo único que yo buscaba era la sabiduría que la propia vida nos ofrecía, mirar una flor al abrirse, ver juguetear los pájaros, conversar con los caminantes de los que aprendía grandes cosas, sin ninguna otra intención que eso, vivir el momento, sentirme pleno, y el comprobar que mi plenitud era motivo de insensateces donde no le encontraba un por qué, me llevo a esa decisión que tu consideras radical.

El visitante lo escuchaba atentamente. Cuando finalizo su relato "bicho", le dijo:

- Comprendo lo que sientes, yo ya lo he vivido, y lo cierto es que el ruido que se puede llegar a hacer, puede dañar muchísimo, pero tu debes ser más fuerte que todo ese ruido. 

- No es tan fácil, respondió bicho, fijate si ya en mis inicios no se molestaron en otorgarme un nombre, que se puede esperar de mí.

- Mucho, le contesto visitante. Solo debes confiar en lo que tu corazón te dice, no escuches al ruido, no lo hagas propio, porque en sí, son pensamientos de otro.

Se quedo por un segundo en silencio y prosiguió diciendo:

- Tu no eres un pensamiento ajeno, sino el propio.
- Tu no necesitas un nombre, ya que sabes quien eres.
- Tu no eres un loco, sino más bien una pieza más en el paisaje, y tan necesaria como cualquiera que tenga vida en este mundo.

Y llegado a este punto, creo que algo ha cambiado en ti, en todo este tiempo que has respetado tu decisión.

- ¿En que ves que he cambiado?

- En que te respetas, en que confías y en que vives como realmente quieres vivir. Ten presente que si no quieres pasear que sea porque así lo deseas, pero jamás que sea porque otro sea el motivo.

Tras la conversación, decidieron volver a la guarida de bicho y al llegar a la puerta, el visitante con todo su cariño, le mando sus respetos y le comunico que debía seguir su camino.

Bicho entro en su hogar, y cuando se acomodo, sonrió y se puso a descansar.

Un abrazo

Africa


NOTA: En ocasiones los ruidos ajenos son nuestros mayores retos "EL APRENDER A NO ESCUCHARLOS"

No hay comentarios:

Publicar un comentario