
Es por ello, de que estos movimientos, aunque sean dolorosos precisan estar presentes en nuestras vidas, ya que en cierto modo, son el motor a un mayor conocimiento de nosotros mismos y del modo en que nos relacionamos en sociedad.
Los movimientos que surgen del exterior, en muchas ocasiones, nos sirven para que nuestro interior se ponga en marcha, provocando reacciones que nos llevarán a un mayor entendimiento de como funcionamos desde el interior y hacia el exterior, con nosotros mismos y con los demás.
El evolucionar, el crear movimientos y saber acogerlos son nuestros constructores de puentes que nos llevarán a desde lo terrenal hacia lo trascendental y viceversa, de un modo natural permitiéndonos crear esa síntesis de equilibrio entre nuestro ser y el yo que proyectamos hacia el mundo.
Es interesante no dejar que los movimientos nos distorsionen en exceso nuestro crecimiento ya que ello en algún momento nos pueden llevar a perder momentáneamente el camino que debemos seguir, seamos sensatos y escuchemos que es lo que realmente deseamos de nuestra vida, si seguir viviendo en la perversión del mundo donde todo lo que nos ofrecen es vacío tras vacío envuelto en papel de celofan o vivir la vida acorde a nuestra esencia, yo brindo por lo segundo, ya que es beneficioso como conocimiento de uno mismo y sobre todo lo que nos rodea, permitiéndonos una evolución de conciencia.
Un abrazo
Africa
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