martes, 11 de septiembre de 2012

¿Por qué nos enfadamos?

(...) Cuando nos enfadamos estamos siendo víctimas de un secuestro. Somos rehenes de una respuesta automática. ¿ Por qué? Sabemos que el cerebro tiene una parte más emocional y otra más racional. La parte más emocional incluye la amígdala, una especie de guardián del cerebro que tiene el poder de secuestrar al resto de la mente más racional en un milisegundo.
 
¿Cómo ocurre este secuestro?
 
El cerebro normalmente procesa la información que le llega del exterior desde el tálamo,  que dirige esta información a la corteza cerebral. Y de allí, pasa a la amígdala, y eso genera péptidos y hormonas que fomentan determinadas emociones y reacciones. Pero, si el cerebro cree que hay peligro envía toda la información directamente a la amígdala, despreciando el cerebro racional. Así ocurre cuando te sientes amenazado o disgustado y reaccionas de forma irracional y posiblemente destructiva. Se trata de una parte del cerebro primitiva, diseñada para sobrevivir y no para tomar decisiones complejas, ya que el cerebro humano se diseño hace unos cien mil años y sigue funcionando con parámetros poco actualizados que reaccionan violentamente cuando sientes que hay peligro. Eso es lo que Daniel Goleman llama "secuestro emocional", y ocurre en un milisegundo cuando e cerebro emocional cree que debe salvarte la vida.
 
Este mecanismo puede ser positivo como puede no serlo. Es un mecanismo interesante si realmente tu vida corre peligro y el cerebro tiene que hacer huir o agredir de forma instantánea, pero cuando tu vida no corre peligro no solo no te sirve sino que te perjudica. Porque ante cualquier situación sin riesgo para tu vida, aunque quizá altamente estresante, puede reaccionar de forma exagerada ante un peligro que no es físico, sino emocional. Nuestro cerebro estaba programado para reaccionar así ante peligros físicos, pero ahora seguimos reaccionando igual ante peligros emocionales, que son los más corrientes en las vidas que tenemos hoy en día. A tu mente racional la secuestra una respuesta emocional*.
 
¿Cómo saber si me estoy dejando secuestrar por la amígdala, por la parte más emocional del cerebro?
 
Hay tres indicios que deben alertarte:
 
1.- Sientes una reacción emocional muy fuerte.
2.- Todo es muy rápido y se te escapa de las manos.
3.- Intuyes que después del secuestro emocional te darás cuenta de que la reacción no era apropiada, que era desmesurada.
 
* El neurocientífico Matthew Lieberman ha encontrado una relación inversa entre la amígdala, el centro emocional del cerebro y la corteza prefrontal. Cuando la amígdala se activa con sangre y oxígeno, la corteza prefrontal está menos activa, por lo que se ralentizan nuestras capacidades cognitivas y hay déficit en nuestra resolución de problemas, un efecto similar al de perder entre diez y quince puntos de coeficiente intelectual de forma temporal.
 
(...)
 
¿Qué podemos hacer para no ser víctimas de un secuestro emocional?
 
1.- El segundo mágico, la neurociencia revela que tenemos un cuarto de segundo mágico durante el cual podemos rechazar un impulso emocional destructivo. Si logras detectar las señales del enfado antes de que esos automatismos emocionales te hayan secuestrado podrás controlarlos.
 
2.- Ponle nombre a lo que sientes, es otra técnica muy eficaz que llevan décadas recomendando los psicólogos es identificar y nombrar tus sentimientos negativos.
Ahora, se sabe gracias a los escáneres cerebrales, que poner nombre a un sentimiento reduce su intensidad y devuelve poder de decisión a la parte más racional de tu mente.
 
3.- Preguntáte si lo que te inquieta o enfada importará dentro de unos años. Para ayudarte, respira lentamente antes de seguir hablando; eso te permitirá ganar tiempo y tranquilizar tu amígdala.
 
Texto extraído de:
"Una mochila para el Universo"
Elsa Punset
 
Esta publicación la consideré interesante para compartir ya que ¿quién no se enfada en algún momento de nuestra vida? Nadie y aunque sea una aportación pequeña sobre el porque suceden ciertas reacciones, es un modo de tener la capacidad de comprender, aunque sea en un solo milisegundo, que tenemos la opción de elegir como reaccionar.
 
Un abrazo enorme
 
Africa

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