viernes, 2 de agosto de 2013

NO ME ASFIXIES .... QUE TE ASFIXIÓ!!!

Siempre decimos que en la belleza está escondida en la sencillez, y creo que realmente es así. Pero aunque creamos en ello en ocasiones nos resulta difícil el poder vivir acorde a  ella y este planteamiento me lleva a preguntarme ¿por qué nos sucede esto? ¿Será que debemos aprender a serlo o simplemente recordarlo?

De pequeños eramos sencillos indistintamente de lo agraciados o no que fuésemos físicamente, del entorno que tuviésemos, y de muchas otras cosas. Cuando me refiero a que eramos sencillos, me refiero a que nuestro modo de expresarnos, a que nuestra comunicación era simple, hacíamos uso de algo tan fantástico como es el lenguaje universal. Todo era aceptado, todo estaba bien, todo era natural nada tenía un doble sentido, nada se quería porque todo se tenía, la imaginación y creatividad eran nuestros mejores maestros en nuestro caminar.

Recuerdo como en mi niñez, no tenía problema a jugar con niños que no conocía y que en muchas ocasiones ni siquiera volvería a ver, pero eso era lo fantástico el no plantearse nada que no tuviese que ver con ese momento, todos tenían cavidad en el juego, todos eran aceptados como seres únicos, y todos eran tolerantes con el contrincante que le había tocado, posiblemente se refunfuñará al principio, pero siempre se acababa aceptando y quien no lo hacía, se ponía a un lado para que el resto pudieran seguir en lo que estaban haciendo o iniciando.

Recuerdo que cuando un niño lloraba porque otro se había enfadado él, los amigos intentábamos crear de nuevo ese lazo de amistad si entre ellos no se entendían y después seguíamos con lo nuestro porque el asunto se había solucionado sin más.

Y eso es sencillez, el estar, ayudar, y el saber irse cuando uno cumplió con el acometido en que en ese mismo instante se encontraba.

Y llegado a este punto, creo que cuando crecimos a nivel físico menguamos a nivel emocional porque constantemente caemos en la complejidad inexistente en nuestro niño de entonces. 

Es por ello, que precisemos transitar por estos terrenos para poder volver a reeducarnos en estos temas, en poder volver a sentir ese niño que nos grita diciendo "no me asfixies... que te asfixió"....

La llave mágica que tenían nuestros niños y que nosotros perdimos en el camino creo es "el temple" de saber estar en la realidad de quienes somos en verdad. Es necesario volver a coger a la sencillez como maestra para que nos muestre el tesoro que tenemos y no queremos ver ni mostrar porque el hacerlo nos haría vulnerables en exceso en la sociedad en la que vivimos. Pero creo que es un reto interesante que la vida nos pone por delante, el de ser adultos y niños al mismo tiempo, simplemente debemos saber encontrar los lugares donde podemos dejar fluir a uno o al otro o a ambos al mismo tiempo....

Un abrazo

Africa 

No hay comentarios:

Publicar un comentario